viernes, 20 de abril de 2012

-Welcome to New York -



Habíamos llegado la noche anterior pero estábamos demasiado cansados como para desempacar y descargar el equipo así que solo nos limitamos a llegar a dormir profundamente pues recién llegábamos de una gira de Boston, para nuestra fortuna nuestro representante hallo un departamento enorme en el edifico Dakota en New York al fin tendríamos una vacaciones de verano después de tanto trabajo. El primero en roncar fue Frank quien solo sintió lo afelpado de el colchón para caer rendido; poco después vi enredado entre sabanas a Mikey. Para después ver todo torcido y mal acomodado a Ray todos necesitábamos vacaciones ¡URGENTES!

La noche paso increíblemente rápido a pesar de ser algo calurosa, a la mañana siguiente nos despertó el horrendo sonido de los celulares que nos despertaron estrepitosamente, juro que intentaba e intentaba abrir mis ojos pero era imposible seguía agotado hasta que sentí la furia de la almohada de Frank-¡LEVANTATE!- dijo muy burlesco, así que solo quite las sabanas de encima y me levante con toda la pereza de el mundo pero de nuevo Frank comenzó la mañana con una de sus curiosas preguntas:

Frank: ¿de quién creen que seamos vecinos?-pregunto mientras ataba los cordones de sus tenis-
Ray: qué bueno que lo preguntas te mandaremos a ti a investigar –rio-
Gerard: el Dakota solo tienen como… no se unos seis siete huéspedes, recuerda que los departamentos son enormes-dije mirando a mi alrededor-Michael quieres levantarte tenemos que descargar el equipo-replique quitándole las sabanas a mi hermano-
Mikey: ¿por qué? ¿porqueporqueporque? son vacaciones quiero dormir solo dos horas más…-se quejaba-
Ray: solo levántate Mikey dormirás mas en cuanto todo este aquí

Mikey se paró de mala gana y sin preguntar todos salimos del departamento con la ropa del día anterior…

[...]

Era un departamento grande, aun así podía escuchar el despertador de cada uno de nosotros sonar a la misma hora, todos los días. Algunos lo ignoraban, otros, como yo, nos levantábamos a la hora indicada, ese día no fue la excepción.

Sin levantar el rostro de la cómoda almohada, estire mi brazo derecho palmeando  el velador hasta encontrar el dichoso aparato ruidoso, logre calmar su aviso y suspire, tire las sabanas hacia atrás, levante poco a poco mi cuerpo hasta quedar sentado y tomar la bata de dormir, camine pesadamente al baño, lave mi cara, mis dientes y acomode mi cabello.  Salí en busca de una taza de café directo a la cocina, la prepare dedicada mente y al tenerla en mis manos me acerque a la ventana.

Era una mañana refrescante en New York, el verano se acercaba a paso rápido y el aire recorría entre las ramas de los arboles en Central Park , que mejor lugar que el Dakota para vivir con tus amigos y compañeros de trabajo, desde allí podía observar plenamente algunas de las calles cercanas al edificio, tanto el parque como la estancia y la entra principal, divise como uno de los habitantes del edificio recogía su correspondencia. Para nosotros, la correspondencia tenía que ser  recogida el mismo día, puesto que siempre se “perdían”  las cartas misteriosamente.

Deje la taza de café semi llena en la meza de la cocina, apreté el cintillo de la bata y acomode el cuello de la misma, dispuesto a salir por el correo camine hacia el ascensor, miraba los números cambiar del más grande al más chico, sonó la campanilla y las puertas se deslizaron para dejarme pasar. En el living del edificio estaba Sean el encargado de la vigilancia. –Buenos días Sean –pronuncie en tomo amable mientras este abría la puerta  para salir.- Señor, buenos días –contesto al mismo tono.- Va por su correspondencia? –Pregunto, me siguió hasta el buzón.- Si ya sabes, con eso de que esta afuera, se pierde –rodé los ojos bromeando, Sean solo rió. Abrí el buzón y saque unas cuantas cartas de él, repasaba los nombres con la vista y al parecer esta vez le tocaba a Richard contestarle a sus seguidoras, levante la vista de las cartas al escuchar murmullos,  mire a Sean quien tenía la mirada perdida y fruncía el ceño repetidas veces, trate de guiarme con ella hasta el punto que le llamaba la atención a Sean.- Nuevos? –pregunte en tono frio, al ver a un grupo de jóvenes bajar equipaje y muebles de un camión de mudanzas.- Si, llegaron a noche, y hasta hoy se tomaron la molestia de descargarlo –señalo el camión con la mirada, seguí observándolos,  al parecer eran una banda, bajaban instrumentos y amplificadores y estuches, dos de ellos vestían completamente de negro,  otro traía una especie de pijama color azul cielo y su cabello era rojo como la sangre, otro vestía jeans y una playera roja y uno más vestía casual, cabello castaño claro.

Sean aparto la mirada al momento en que uno de ellos miro hacia nosotros, hizo un gesto de saludo con su mano y yo conteste el acto, volvió hacia sus compañeros y enseguida se encamino hasta nosotros.- Que tal! –Extendió su mano, al momento la tome y sonreí.- me llamo Gerard –Sonrió de lado.- Gerard Way y ham… aquel es mi hermano, mi.. amigo y otros dos –rió señalándolos a cada uno.- Mucho gusto Señor Way, Paul McCartney –me presente del mismo modo.- Veo que se mudan al Dakota –sonreí y el asintió varias veces.- Si, si bueno, ya sabe viajes, giras –hacia ademanes.- si te entiendo.. nosotros tam. –No terminaba mi frase, cuando alguien del séptimo piso grito mi nombre.- McCARTNEY! Qué diablos haces abajo? –una melena castaña y unos ojos color verdes bajo unos lentes se asomaron por la ventana.- ya voy –conteste riendo y me dirigí de nuevo a Gerard.-  y el es John –ambos reímos y John volvió a gritar, esta vez estaba recargado en la ventanilla, sacando casi la mitad de su cuerpo.- Te estoy esperando James, ¿Con quién hablas?  -Gerard levanto su mano izquierda en señal de saludo y le grito.- Gerard Señor. –Reí y negué varias veces, John desapareció de la ventanilla y al poco tiempo ya estaba a un lado estirando su mano al chico.- John Lennon –pronuncio orgulloso, por parte del chico gritaron también en señal que volviera al grupo, Gerard movía su mano haciendo señales y se dirigió esta vez a John.-Estaremos en el piso siete –sonrío.-  en el apartamento de el fondo, cuando gusten –se despidió nuevamente con la mano y camino a paso rápido hacia sus amigos al parecer nuestros nuevos vecinos también eran músicos...

Continuara ...

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